Elegir el mal menor: Cómo tomar decisiones difíciles cuando todas las opciones tienen impacto
Armando Russi
1/7/20252 min read


En el mundo empresarial, las decisiones fáciles son raras. No hay opción perfecta, siempre hay un costo. Las empresas enfrentan dilemas constantes: materiales reciclados que consumen más energía, o mantener costos bajos usando tecnologías obsoletas. La realidad es cruda: cualquier camino tiene consecuencias. Entonces, ¿cómo avanzar sin quedarse paralizado esperando la solución ideal?
Las decisiones difíciles están marcadas por tensiones inevitables
1. Corto plazo vs. Largo plazo: Invertir en tecnologías limpias cuesta. Los beneficios se ven a largo plazo, pero los accionistas quieren resultados ya.
Ejemplo: Una compañía de manufactura se debate entre seguir con plásticos baratos y legales o cambiar a bioplásticos costosos. Pero ojo, no todo lo que suena verde lo es: un análisis de ciclo de vida muestra que algunos bioplásticos tienen un impacto mayor en uso de suelo y calentamiento global. No es tan simple como parece.
2. Impacto ambiental vs. Viabilidad financiera: Ser responsable no siempre es rentable. Las empresas deben balancear principios con práctica.
Ejemplo: Un minorista quiere eliminar empaques de un solo uso, pero la alternativa reutilizable es un dolor logístico y eleva los costos.
3. Imagen pública vs. Cambio real: Es fácil caer en el greenwashing. Las decisiones que realmente importan suelen ser invisibles para el público, pero marcan la diferencia.
Ejemplo: Una marca de ropa puede presumir algodón orgánico en sus anuncios o invertir en procesos que ahorren agua, aunque nadie lo vea.
Un enfoque desde la 'Ecología Oscura'
El filósofo Timothy Morton, en Dark Ecology, dice que la naturaleza no es algo puro que podamos proteger desde lejos. Todo está conectado, y cualquier decisión que tomemos afecta el sistema entero. Elegir el mal menor es aceptar que no hay soluciones sin consecuencias, pero quedarse quieto tampoco es opción.
Morton nos reta a dejar la arrogancia de pensar que tenemos el control absoluto. En lugar de imponer soluciones, debemos entender que estamos en medio de un ecosistema complejo. Tomar decisiones difíciles significa asumir riesgos, cometer errores y aprender.
No decidir también es decidir. Las empresas que esperan el momento ideal pierden su oportunidad de liderar. Elegir el mal menor no es rendirse, es avanzar. Cada paso cuenta, incluso si no es perfecto.
¿Está tu empresa avanzando o esperando una solución perfecta que nunca va a llegar?
Cuéntanos, ¿cuál ha sido la decisión más difícil que has tomado en sostenibilidad? ¿Qué aprendiste del proceso? Comparte tu experiencia en los comentarios.
#DarkSustainability